martes, 23 de septiembre de 2008

Origen del suelo radiante




Sergius Orata fue un mercader e ingeniero romano que vivió hace más de 2.000 de años. Orata se hizo bastante popular en su época por haber sido un importante criador y comerciante de ostras, de cuyo cultivo, se le considera un pionero. Pero también se le atribuye la invención del hipocausto. También inventó los baños colgantes, una especie de baños termales relajantes (que también suelen denominarse hipocaustos).

Un hipocausto, también conocido como gloria, era una especie de sistema de calefacción central empleado en algunas villas romanas y en los baños públicos. Consistía en elevar el suelo mediante unos pilares y hacer circular por debajo aire caliente procedente de una chimenea u horno exterior. El suelo se calentaba y transmitía el calor (sin humos) al interior de la estancia, donde se mantenía una temperatura muy agradable (de ahí lo de ‘gloria’).

Hoy en día existe una adaptación de ese viejo invento, que es el suelo radiante. En lugar de aire caliente, lo que ahora se hace circular por debajo del suelo es agua caliente a baja temperatura (unos 40ºC) a través de un circuito de tubos de polietileno reticulado. Este sistema es, sin duda, el más eficiente e inteligente para calefactar una vivienda, sobre todo si el aporte de calor se realiza mediante energía solar. El calor se distribuye del suelo al aire de la habitación de forma lenta y uniforme (radiación y convección), sin que se produzcan bolsas de aire caliente o corrientes molestas. El principio utilizado es el de pies calientes y cabeza fría.

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