Como en otros proyectos de Perrault, también en este caso encontramos, como elementos caracterizadores, el rigor de las formas, la sencillez de la geometría y una sencillez que no cede a las tentaciones de lo superfluo.
La esencialidad también se encuentra en los materiales, que proporcionan al estadio una imagen ligera, pero al mismo tiempo capaz de imponerse en el paisaje que le circunda. El lenguaje de Dominique Perrault, de hecho, no es nunca igual a sí mismo, si no la libertad de proyectar de vez en cuando de manera diferente, reflexionado sobre el contexto, natural y construido.
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